jueves, 5 de julio de 2012

Humilde gota de rocío

Hoy haz de preguntarte en este paraíso dormido, qué queda al morir el día sobre los campos entumecidos por el frío, donde las ánimas reposan o transitan vacilantes de su esencia. Y seguramente haz de preguntarte qué caricias amables se ocultan cada mañana para la vid y el olivo, y cuántas hiedras sacrificadas van a descansar al olvido. Y entre la duda y la certeza, te preguntarás el por qué de su efímera existencia, y esa razón ensombrecida por las interrogantes de un corazón cautivo.
Pero sobretodo, haz de preguntarte, cómo la luz aún nos alcanza en el preludio de esta mañana, y cómo la vida recae en una humilde gota de rocío.