jueves, 22 de enero de 2015
El discurso de un Te amo
Que incontables las horas que desfilan por mi vereda esta tarde de verano y que apenas las presiento pasar por el vibrar de aquellas ramas que se sostienen por el embrujo de tu encanto. Será preciso aprender a enumerar el bostezo del viento a cada tiempo que vamos conquistando el paso, y correr sin miedo por los verdes prados. Yo ahora corroboro el zig zag en mis latidos que se producen por tus abrazos. Y defiendo el vaivén del velero que inmortamente se expone a seguir navegando para bienestar de nuestro rumbo y por el discurso que se esboza a cada Te amo.
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