sábado, 18 de mayo de 2013

Oda al amor

Para sentir en los brazos calor, hay que dar más bien que dolor, y acarrear en el corazón grandes dosis de amor. Oh sublime don del Señor, cómo vienes por lo común con el amplio perdón y una suma de gratitud. Qué sería de la tierra sin tu sazón. Porque los humanos conocemos la dicha de tus manos, y y pocas veces te recobramos, pero cuando eso sucede todo lo demás es de antaño.
Gracias por hacer nuestro sendero algo más llano. Gracias por mostrarnos nuestra razón de ser humano.

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