domingo, 22 de diciembre de 2013

Añoranzas


Llega al corazón un rubor que  se muestra rutilante por las síncopas de brazas ardientes que tanto añora el alma. Y en una sonata que guarda los silencios para el final, voy comprendiendo la eternidad y lo que separa al ser del agobiante sin sabor de la ignorancia. Del consuelo que da el intelecto cuando el mundo se vuelve vacío, del candor que abriga el sentimiento cuando las palabras nadan como un río, del cobijo que ofrece el alma cuando todos se han ido.
Llega al corazón un bosquejo de aquél ensueño que vive en mí cada vez que sonrío. Y vuelo lejos y cerca para no olvidar el sentido que abraza el alma, cada vez que viaja mi ser al olvido.

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