viernes, 6 de diciembre de 2013

La calle del farol


Después de hablar en el centro sobre el magnetismo del cualquier ser viviente, recordé el farol coronado de la calle hundida por el peso de los años. Y en segundos, se decoloraron las paredes, y las tiendas cobraron beduino estilo, los carruajes ocuparon un lugar posicionándose de la calle alrededor del real farol. De pronto, el olor fue de regaliz, ranfañote y clavos de olor, y el color surgió de las parejas abrigadas por el amor. De pronto, los mitos se ahuyentaron y el pasado se hizo presente; y entre risas, noté que aquél farol de corona plateada aún conserva su reino en una calle hundida para nuestras miradas, una calle que se transfigura en nuestras mentes.

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