El amor no se encuentra en las fantasías convertidas en historias disparejas, apasionadas, intensas en emociones, como si fuesen parte de películas gigantescas con bandas sonoras descomunales e imponentes. La vida suele engañarnos día a día con las señas y pistas más rebuscadas y mágicas en la búsqueda tan ansiada del verdadero amor.
Cada historia se va creando de acuerdo a las contrariedades, oportunidades, en el ámbito menos esperado, y se ve dominada por la necesidad imperativa de amar sin respiración alguna, sin pausa ni descanso, porque es parte del aire que respiramos, no podemos prescindir de ello. Pero asimismo, se convierte en un aroma embriagante que muchas veces nubla nuestros sentidos hacia la verdadera felicidad, confunde nuestro tino, intuición y se apodera de nuestra libertad. Aunque, es más franco decir, que se lo permitimos porque frente a la soledad preferimos la embriaguez.
El amor, aunque parezca loco, se encuentra en lo cotidiano, en lo naturalmente nuestro, porque todo ser dichosamente feliz, no necesita embriagarse más.
Me encantó! =)
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