Por ti vine a este mundo a peregrinar, con las manos y los pies expuestos, con el alma desnuda, con el corazón desierto.
Por ti suena una canción cada vez que medito, que cavilando entre mis dudas me pierdo, me inquieto. Y estremecido mi corazón se duerme, cegado e inmudecido, porque son sabias las dudas más el corazón ingenuo, y larga la angustia como este cruel invierno
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